Quien quiere Negarse?

Quien quiere Negarse?

Todo empieza como siempre

– Quieres café?

– Si, voy.

Recojo mi plato y me dirijo hacia la cocina. Cojo mi taza y empiezo a prepara mi café. Aún no he terminado y oigo como te acercas, con tu taza favorita en la mano. La cafetera hace su trabajo y yo sigo en mi tarea, echando la leche y el azúcar en mi taza, mostrando la mayor indiferencia de la que soy capaz a tu presencia en la habitación, aunque noto como mi corazón palpita más fuerte y empiezo a sentir ese calor interno que ya voy conociendo. Aunque pasa el tiempo, la sensación sigue siendo la misma o incluso más fuerte, soy incapaz de resistirme a ti.

Cada vez te noto más cerca, y por fin te decides. Han sido dos minutos de espera pero que se me hacen eternos. Te pegas a mi espalda y empiezas a meter tu mano por debajo de mi jersey pegando tu mejilla contra la mía. Noto tu mano fría rodeando mi cintura, tu barba de tres días en mi cara, tu olor…..ese olor que me vuelve loca y pone en alerta todas mis terminaciones nerviosas haciendo que mi cuerpo se prepare para recibirte, para que seas mío. Se qué sólo te tendré durante media hora o quizás menos, que luego todo volverá a ser rutina, trabajo, niños, casa……pero en esa media hora eres mío, en cuerpo y alma, el resto del mundo desaparece, el tiempo se para. Sólo dos cuerpos entregados a una pasión que inexplicablemente se hace cada día más fuerte, mas incontrolada, mas irrefrenable.

Tus manos suben hacia mi pecho. Sin pensarlo, te deslizas por debajo de mi sujetador dejando mi pecho al descubierto. Mis pezones indefensos se rinden a tus caricias fuertes y decididas, poniéndose tensos al ser presionados por tus dedos que no parecen querer tener ninguna compasión. Tu mano derecha está libre y pone rumbo hacia mi pantalón, que aunque ajustado, no parece ser un obstáculo en su camino hacia lo mas intimo de mi ser. Llegas rápidamente a tu destino. Tu mano ha encontrado la parte más húmeda de mi cuerpo, esa parte en la que te gusta perderte y deleitarte. Aunque han pasado escasos cinco minutos desde tu primer roce, mi coño esta húmedo, muy húmedo. No lo puedo evitar. Tu sola presencia es un resorte que prepara mi cuerpo para lo que ambos sabemos que pasara si nos quedamos a solas. Deslizas tu dedo al interior de mi vagina, primero solo uno, te gusta ver lo mojada que me pongo en tan poco tiempo. Después tus dedos se mueven rápidos hacia mi clítoris y empieza una carrera insaciable de placer. Yo empiezo a jadear, me falta el aire. No quiero hacer mucho ruido para que no nos oiga nadie pero la sensación de tus manos en mi coño es más fuerte que yo, escapa a mi control, pero quien quiere control en una situación así. Cierro los ojos y te dejo hacer. Se lo quieres, se lo que buscas. Tus dedos se mueven rápidos, fuertes, centrados en mi clítoris van de arriba a abajo. Mi cuerpo se tensa y se arquea, pegando mi culo a tu pantalón. Tu también estas excitado. Noto tu polla cuando me apoyo en tus caderas. Intento llevar mi mano hacia ella, pero tu me lo impides, apresando mi brazo con el tuyo.

– Estate quieta – me dices.

– Déjame – te pido.

Pero no me dejas. Sigues moviendo tus dedos y cada vez estoy más húmeda, caliente y descontrolada. Jadeo mientras tu me preguntas qué me pasa. Lo sabes, pero quieres oírmelo decir.

– Me pones fatal y me encanta – digo como puedo entre jadeos.

Rozas mi clítoris de forma firme y rápida y mi cuerpo no puede más. Ya no tengo control sobre lo que hago, sólo puedo sentir, no puedo pensar. Sigues tocando mi coño, mi clítoris y mi cuerpo se retuerce. No puedo aguantar más, sabes que no puedo, pero continuas hasta que el sonido de mis jadeos se escuchan en la habitación de al lado, así que tapas mi boca con la tuya, metiendo tu lengua y apresando mis labios fuertemente para que no pueda hacer ningún ruido y entonces no lo reprimo más y viene el primero de mis orgasmos.

Es aquí cuando empieza lo mejor. Lejos de parar, tu ritmo sube y tu pasión se desata. Aprietas más fuerte y más rápido mi clítoris con lo que los espasmos de mi orgasmo se funden con las sensaciones de tus nuevas caricias y yo quiero que pares para poder disfrutar de mi orgasmo, pero quiero que sigas para seguir haciéndote mío. Se qué es la parte que más te gusta, como tu dices

– Quiero ver como te retuerces de placer, quiero verte mal, puta – dices mirándome a la cara.

Y lo consigues. Tampoco me das mucha opción. Sigo intentando abrirme camino con mi mano a tu polla, pero antes de que me de cuenta, me has dado la vuelta y encaminas tu mano hacia mi culo. Oh! Eso si te gusta, tenerme bien cogida, mi coño y mi culo. Una mano introduciendo un dedo en mi culo y la otra imparable moviéndose en mi coño mientras tu lengua y tu boca se funde contra la mía y aprietas tu polla contra mi cadera. Estas muy cachondo, pero no me dejas que te toque. Quieres darme placer, porque tu placer es ver lo perra que me pongo. Es cierto, estoy como una perra, como una puta, entregada a lo que quieras hacer conmigo, caliente, fuera de control, tuya, toda tuya.

Me encanta lo que siento. Tu pasión insaciable es casi incomprensible para mi, pero ahora mismo me da absolutamente igual, sólo quiero sentirte, tus manos en mi cuerpo, tu lengua en mi boca, tus dedos en mis coño y en mi culo. No puedo parar, tus manos no dejan de moverse y mi cuerpo esta caliente, sudoroso, mi coño húmedo. Me tenso, no puedo respirar, y una ola de placer me recorre haciendo que mi piel se erice y me sacuda entre espasmos de dulce placer.

Ha sido una locura de pasión y vicio, pero …… nos machaca la realidad….hasta el próximo arrebato.

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